Algunas cifras que se dan desde la coordinadora de ollas en Montevideo nos interpelan, y nos hacen pensar en la crisis y devaluación de la vida. Hay 296 ollas populares funcionando, pero esto no es un número estático, ya que el volumen de usuarios y personas gestionando, de forma voluntaria la coordinación de estas ollas, va aumentando.
Una realidad que necesita comenzar a abordarse con responsabilidad desde el Estado, los Ministerios de Desarrollo, Educación y Salud, para que las infancias dejen de pasar hambre, para que las y los trabajadores informales tengan una solución digna a la hora de resolver cómo llevar la comida a su hogar.
El equipo de MediaRed se acercó a la Olla 1 de mayo, que sale los viernes a las 19:30 horas a repartir comida, frente al Palacio Legislativo, allí hablamos con Stefanie y Eliana.
¿Cómo funciona la olla 1 de mayo?
Stefanie: Trabajamos los viernes desde las 16:00 a las 21:00 horas, salimos a repartir la cena a las 19.30horas, pero empezamos a cocinar a las 16:00 y estamos hasta las 21.30horas aproximadamente, porque hay mucha preparación de comida y después cuando terminamos de servir hay que dejar el espacio limpio, ordenado, lavar las ollas, eso nos implica muchas manos. La olla está conformada por un grupo de vecines, gente del bloque de mujeres feministas antirracistas, integrantes del espacio Enlace, amigues de amigues, va mutando y ajustándose a las necesidades. Nos vamos turnando, la idea es que todes podamos rotar las actividades para no saturar a nadie.
¿Cómo planifican las porciones?
Stefanie: Arrancamos sirviendo entre 130 y 140 porciones, actualmente estamos en 200 o 210, porque ha subido el número de personas que asiste a la olla. Al principio eran 30 a 40 personas, ahora estamos en 60 o 70, también vienen niñes acompañando a quien viene a retirar sus alimentos. En verano hicimos cambio de menú, no podíamos seguir con el plato de invierno, que eran guisos, estofados y demás, ahora adaptamos la olla a las necesidades y al clima, generar un pienso y trabajar con otro menú frío, salpicón con pollo y arroz y verduras.
La olla más allá de un plato de comida, ¿qué rol está cumpliendo?
Eliana: Conformar nuevos sujetos políticos desde las bases y sin estar suscritos a ningún partido, esa es la riqueza de esta olla. Aquí realmente se conformó un grupo humano hermoso que se viene sosteniendo hace un año, hay un núcleo de base que en la gestión es imprescindible, para que cada viernes se pueda brindar alimentos, pero lo magnífico es eso, que se unió gente de todas partes, colaboran los sindicatos, las maestras feministas, con la idea de generar un cambio.
Pensamos que iba a ser más transitorio, pero obviamente esta va a ser una crisis que va a durar mucho y por algún lado también nos preguntamos: ¿Es una misión de nosotres dar de comer a la gente? ¿El Estado se está responsabilizando de esto? Es un dilema. Lo seguimos haciendo porque creemos que es importante y porque las porciones tampoco bajan, en lugar de mantenerse o disminuir, está en crecimiento, cada vez viene más gente, cada vez son más las porciones que servimos, cada vez cocinamos más comida. Esta agudización neoliberal y pandémica recién empieza, y lo que hace es mostrar el lado más cruel de lo que ya venía pasando y que ahora se agudiza. Todos lo vemos. Quisiéramos poder reconvertir esta acción solidaria en algo menos violento, no está bueno que la gente tenga que venir a una olla a comer.
Foto de portada archivo MediaRed. Profes Feministas. Mayo 2020
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