La voz de una trabajadora que cuida coches hace 20 años en el centro de Maldonado
El servicio de cuidacoches está instalado en nuestro departamento desde hace muchos años, surge en principio de una necesidad de las personas, principalmente las que sin fuente laboral formal, deciden desempeñar esta tarea. Las personas que cuidan coches desempeñan funciones que van desde facilitar el estacionamiento a brindar un servicio de cuidado y vigilancia de automóviles, ciclomotores, cascos y demás pertenencias de sus clientes. Generalmente en la temporada hacen también de guía, dando indicaciones del lugar e informando a las personas que nos visitan. A diferencia de otras actividades vinculadas a los servicios, a pesar del paso del tiempo, y también del aumento de número de personas que ejercen esta actividad, la precariedad sigue primando, les cuidacoches no reciben salario, ni ningún tipo de seguridad social, viviendo exclusivamente de la propina, en base a la voluntad y buena disposición de la gente. Voluntad que obviamente depende de tener o no dinero para dar propina, pero fundamentalmente de la cordialidad o el buen trato que las personas usuarias de este servicio devuelven a quienes están desempeñando su labor.
Mucho se dice sobre las personas que cuidan coches pero poco se reflexiona y empatiza, cuando se trata de reclamar derechos básicos o simplemente de recibir un buen trato, mirarles a la cara, reconocer su presencia. Pareciera que por momentos molesta, ofusca, o es depositaria de un sin fin de prejuicios por el simple hecho de estar realizando esta tarea, que es muchas veces es su única fuente de trabajo.
Las personas que cuidacoches, han intentado organizarse a lo largo de los años, relatan que un tiempo atrás hubo en Maldonado un sindicato: Sindicato único de cuidadores de coches, que quedó en suspenso, porque nunca se les aprobó el reglamento que habían redactado colectivamente , en el que entre otras cosas, mencionaba, la necesidad de tener garantías básicas en cuanto a derechos de seguridad social, de actuación, funcionamiento y defensa ante diversas situaciones. De este modo la intendencia impuso su propio reglamento, donde la voz de los/as cuida coches no es considerada. Como es habitual cuando no se establecen regulaciones transparentes para todos, se alimenta la competencia de intereses y prácticas individuales y se debilita la organización colectiva. Es así que cada persona que cuida coches es un mundo aparte, que realiza su tarea a su modo pero con criterios comunes como el de respetar un horario, un uniforme, una habilitación de la intendencia, aún no recibiendo ningún tipo de beneficio por parte de esta.
En esta oportunidad conversamos con una cuidacoches que desempeña esta tarea hace más de 20 años en el centro de Maldonado. En sus años de labor, ha tenido buenas y malas experiencias, ha sido perseguida sistemáticamente por las autoridades municipales, por defenderse ante agravios de una mínima parte de los usuarios del estacionamiento donde realiza su tarea.
Hay personas muy amables, que aún no teniendo propina para dar, te dan las gracias o al menos se percatan de tu presencia y eso es lo que vale pero también hay otras (por suerte la minima parte) que se bajan del vehículo y ni siquiera te dicen buen día, es como si vos no existís, cuando se van, no son capaces de decirte gracias, queda para la próxima o simplemente un gesto ameno en su rostro. Por el contrario, te tratan violentamente al hacer que sos invisible, y tratarte mal. Si una intenta defenderse, así sea diciendo“que tenga un buen dia”, eso ya es motivo de suspensión y castigo .
Según cuenta Mariela, cualquier persona puede ir y denunciarles con el número de chaleco y los/as cuidacoches no tienen derecho a defenderse ni a realizar sus descargos. Enseguida viene una orden vertical represiva, sin mediar ni llegar a soluciones reales entre las personas usuarias del estacionamiento y las/es trabajadores. Un legajo municipal con quejas sin fundamento ni pruebas, ya es motivo para suspenderles o quitarles la habilitación. Se les etiqueta diciendo que son todos iguales, que no consiguen trabajo porque no quieren, poniéndolos en el último lugar, sin considerar la situación personal, familiar, social que atraviesan, mucho menos la precariedad de las condiciones en las que obtienen el sustento. Al mismo tiempo que no se les brindan garantías sociales ni laborales, se les exige que acaten órdenes, tratandoles de ciudadanos de segunda.
“Hace 20 años que cumplo con la tarea de cuida coches, función por la cual me ha permitido entre otras cosas criar a mis hijos, que puedan estudiar y salir adelante.Todos los años he presentado la documentación correspondiente que se me exige para desempeñar la tarea: carnet de salud, credencial, certificado de buena conducta, foto carné y constancia de domicilio.No soy perfecta está claro pero junto a mi esposo, cumplimos con un horario estipulado, hace muchísimos años, realizando nuestra labor con responsabilidad.
Hace aproximadamente 2 semanas, se presentó en el estacionamiento una señora en un auto con adhesivo de edila de la junta departamental de Maldonado, quien desempeña tareas en el Banco República. La capacidad para estacionar automóviles en la cuadra es de un máximo de 12 lugares, siendo ocupados 7 de ellos por empleados de la cuadra que estacionan allí durante toda su jornada laboral, quedándonos para trabajar solo 5 lugares habilitados. Cuando la funcionaria estaciona, en doble fila a esperar que haya un lugar disponible, le hago señas, de que enfrente a la iglesia alrededor de la plaza hay lugares libres, lo cual me manifestó que prefería esperar a que quedara un lugar disponible. Al cabo de unos minutos se dispone a salir un vehículo, donde la funcionaria estaciona. En ese momento, cuando se baja del coche, me acerco y le pregunto, si no lo toma a mal, si podría rotar y estacionar un día en cada cuadra de los cuida coches que estamos alrededor de la plaza (como lo hacen los demás bancarios) y de esa forma me permitiría tener un lugar más para trabajar. Esta señora no me responde nada, desoye mi sugerencia y entra a la sucrusal bancaria donde desempeña sus tareas.
El día lunes me llega una notificación de la dirección de tránsito de Maldonado, que tenía que presentarme en dicha oficina, con el chaleco y el carnet de cuidar coches. Se me informa que debía hacer entrega del chaleco y el carné, ya que esta señora me había denunciado, por lo cual estaba suspendida y no me podía presentar a trabajar hasta no tener una resolución de jurídica.Al día de la fecha estoy impedida de ir a trabajar, ya hace más de 10 días, siendo esta mi única fuente de ingresos, estando amenazada de retirarme por la autoridad policial en caso de presentarme en mi lugar de trabajo”
Quien denuncia a Mariela es una edila suplente, referente de la política pública departamental.Forma parte de una agrupación juvenil de la lista 88 del partido nacional que promueve «la igualdad, y las soluciones reales…» Nos preguntamos ¿Cuál es la intencionalidad política de esta persona? que elige arremeter contra una cuidacoches, sin dar lugar al intercambio ni al diálogo, dejándola sin trabajo y sin sostén a ella y a su familia. Igual de grave es el accionar de la Intendencia departamental que elige suspender a la trabajadora, sin escuchar su versión de los hechos y actuando arbitrariamente. Es muy fácil juzgar un accionar desde un lugar de poder y privilegio…
En tiempos de pandemia, precarización y recortes de políticas sociales, donde escasea el trabajo y prima el hambre, no podemos permitir este tipo de atropellos. Nos solidarizamos con la trabajadora y hacemos pública su situación para no ser cómplices del silencio y de la indiferencia.
Que se reintegre a sus funciones a Mariela ya. Cinco lugares para administrar ya es muy poco. El pedido de colaboración es legítimo y apela a las buenas maneras de ciudadanos con valores.
Es injusta la sanción.